Como pueden ver en mi imagen, voy a los centros de reclusión y hospitales para intentar llevar algo de alimento y consuelo para los más necesitados. Tengo 65 años y no tengo empleo, vivo en Venezuela con una pensión de 6.5 dólares mensuales. Mi situación es precaria, estoy ciego de el ojo izquierdo por una catarata y no tengo el dinero para operarme. Además, sufro de artrosis severa de la cadera izquierda, columna y hombros, los dolores son muy fuertes y aunque una ves estuve sin caminar por esta enfermedad, prefiero todos los días seguir adelante, sirviendo a otros que necesitan igual y hasta más que yo, antes de quedarme acostado quejándome de los achaques que la vida me ha traído con los años. Sin embargo, soy feliz porque vivo en Cristo y sin importar las situaciones el Señor me da fuerzas para seguir. Estoy pasando por un tiempo muy difícil, ya que mi madre tuvo alzheimer y estuvo durante dos años y medio en cama, tiempo que estuve atendiéndola sin poder salir en virtud de que yo le hacía todos sus cuidados y esta gravedad se presentó con el encierro de la pandemia por el covid, por lo cual quedé mal producto del esfuerzo físico que conlleva el cuidado de este tipo de paciente, ella murió el 04/08/2022.