Hola. Saludos de parte de una familia venezolana migrante actualmente viviendo en Perú. Somos una familia de tres integrantes, mi esposo, nuestro hijo y mi persona. Actualmente vivimos en Perú desde hace más de 4 años, nos vimos forzados a migrar ya que la situación en nuestro país natal está cada día más incontrolable, no hay manera de mantener una alimentación digna, obtener un techo ni acceder a servicios de salud ya que no hay insumos médicos. Tal fue nuestra desesperación que mi esposo decidió viajar como mochilero, es decir caminando desde Venezuela hasta Lima, Perú y trabajó incansablemente durante algunos meses para poder enviar un pasaje de bus para nuestro hijo y mi persona y así poder reunirnos nuevamente. Sin embargo, nuestra historia en el Perú no ha Sido color de rosa, entre alzas y bajas hemos sobrevivido, debo decir que la calidad de vida que tenemos acá es mejor que en Venezuela ya que la economía es mucho más estable, lo que nos permite cubrir comida y poder pagar un pequeño espacio para vivir, en lo que respecta al acceso a la salud es algo difícil ya que la salud en Perú es costosa y actualmente tenemos urgencias odontológicas que atender, con más urgencia en nuestro hijo que necesita tratamientos odontológicos con sedación, lo cual no podemos cubrir y es algo que nos preocupa inmensamente ya que cada día su condición empeora y tememos que derive en afecciones graves y dolorosas; es un niño dulce, travieso, ocurrente, renegón e inteligente de solo 7 añitos, él es nuestra mayor preocupación. Yo no trabajo ya que estoy a cargo de él y su delicada salud bucal por lo que nuestros ingresos se reducen a lo que mi esposo puede devengar. Él está siendo explotado en un empleo de 12 horas diarias, 6 días a la semana y aunque su esfuerzo es grande, nuestros ingresos se ven limitados. De mi parte, otra preocupación bastante es la salud de mi madre que se ha visto afectada en los últimos años debido a la precaria situación de Venezuela. Quisiera traerla y mejorar un poco su calidad de vida en muchos aspectos pero se nos ha hecho imposible ésta meta y ella está desmejorando mucho con afecciones renales, pulmonares y del corazón. Hace más de 4 años que no la veo y temo que su vida termine sin poder verla nuevamente, abrazarla y sin que ella pueda ver lo mucho que ha crecido su único nieto, ese bebé de tres años se fue de Venezuela y que ahora es un infante de 7 años completamente diferente. Con el corazón en la mano les pido que se pongan en los zapatos de ésta persona que, cómo muchas otras, está padeciendo una situación obligada, estamos viviendo las consecuencias de la gestión de un gobierno que nuestra generación no ha elegido. Muchas gracias. Que Dios arroje mares de bendiciones sobre ustedes.