Soy madre soltera, tengo dos hermosos hijos. Hace 8 años mi hija fue víctima de abuso sexual por parte del papá de su hermano. Fue un proceso bastante traumático para ella y por ende, a partir de ese día, nuestras vidas cambiaron. Yo me dedicaba al cuidado único de mis hijos, y en vista de lo anterior me ví en la obligación de trabajar por mis hijos y cubrir de alguna manera sus necesidades. He trabajado en cientos de empleos, he luchado por traer el pan a la mesa. Sin embargo, hace un par de años he empezado a sufrir muchos dolores de columna y me diagnostican con hernia discal y discos desgastados, y en mis dolores quedo tendida en cama por semanas sin poder caminar, lo que me imposibilitan trabajar mucho tiempo de pie o mucho tiempo sentada. Tengo 38 años y a pesar de todo ello, continúo luchando a diario por mis hijos haciendo lo que puedo. Mi hija de 13 años y el menor de 8 me ayudan con los quehaceres del hogar. Continuaré luchando a diario aunque me duela hasta el alma para que a mis hijos no les falte nada. Por ello, me he inscrito y postulados en trabajos remotos, pero no me han tomado en cuenta. Me gusta trabajar, quiero trabajar. Finalmente, me llamó la atención la fundación y quise registrarme para ver si consigo alguna ayuda y poder respirar aunque sea un par de días tranquila, dónde la ansiedad y el nerviosismo no sean dueños de mis horas de descanso.