Hace 16 años tuve un accidente en el que quedé sin la rodilla izquierda, perdí los ligamentos, la pierna quedó más corta, es decir existe una discapacidad la cual no me reconocen los médicos, no tengo empleo debido a esta discapacidad, no recibo ayuda del gobierno aunque soy desplazado pero no me han atendido a las solicitudes que les he enviado, tengo una pequeña casa en la cual vivo con mis hijos pero tenemos problemas económicos ya que soy el que tiene toda la responsabilidad, consigo lo que puedo y es para la comida pero no es suficiente por lo cual les solicito la colaboración no les puedo enviar mi historia clinica ya que consta de más de 200 paginas pero les agradezco su colaboación.
Eran las 10:00 A.M. del día 24 de octubre de 2006, me encontraba en mi trabajo como de costumbre, compartiendo con hermanos de la congregación y trabajando con entusiasmo, de pronto entró una llamada: ¡Aló! Si, Javier, tu esposa Claudia se encuentra en la Clínica está dando a luz. Inmediatamente me dirigí al sitio, pero aún no había nacido mi hija, pasé todo el día allí y en las horas de la noche me fui a la casa ya que no dejaban quedarse. Al día siguiente estuve pendiente de todo lo que sucedía y a esos de las 7:00 p.m., aun mi esposa no había dado a luz y como no me dejaban quedar con ella me fui a casa para estar con mis hijos, al otro día 26 de octubre de 2006, tomé rumbo hacia la clínica en bicicleta para ver qué había acontecido y me dieron la buena noticia, una hermosa niña había nacido. Con entusiasmo fui donde mi madre que trabajaba a unas cuadras del sitio y le dije que ya había nacido la niña, nuevamente me devolví para llevar a mi esposa y mi hija a casa.
Tomamos un taxi rumbo a casa y cuando habían pasado unos 5 minutos sucedió lo inesperado, el vehículo donde íbamos se accidentó, un camión pasó por encima de éste, nadie esperaba esto, ¿qué pasó? Es el interrogante pero más allá de lo que pudo haber sucedido estaba la misericordia de Dios cubriéndonos a todos los que allí estábamos. La gente no creía lo que había pasado, la noticia fue radiada y decían que los cuatro ocupantes del vehículo entre ellos una menor habían muerto.
Muchas veces cuando suceden estas cosas nos preguntamos ¿dónde está Dios? ¿por qué me pasó a mi? Lo cierto es que todos los que ocupábamos ese vehículo quedamos vivos un conductor, una esposa, un esposo y una hija que a pesar de tener 12 horas de nacida no sufrió daño alguno, mi esposa con golpes en el cuerpo, y con diez días de haber sido cesáreada tuvo que asumir la responsabilidad del hogar, el conductor con heridas superficiales, y yo como un muerto que vuelve a la vida pues mi rostro sufrió una abertura desde el lado izquierdo del labio hasta el auricular izquierdo, unos 10 cms., fractura del maxilar inferior con desviación del tabique, una fractura en el brazo izquierdo, fractura múltiple del fémur izquierdo con desprendimiento y partidura de rótula, pérdida de ligamentos, pérdida de parte del fémur. Dictamen médico en la primera clínica en que estuve: La pierna había que cortarla más, quedaría sufriendo de una enfermedad de por vida (osteomielitis crónica). Mi esperanza solo estaba puesta en quien todo lo puede: JESUCRISTO, aunque todo parecía indicar que no había otra salida, EL escuchó mi oración y me sacó de la desesperación en la que me encontraba, dije: Señor si tu voluntad es que yo sea tratado en este lugar que así sea, sino, sácame de aquí. 1. Respuesta: Su respuesta llegó a los dos días y me tuvieron que sacar de allí porque el seguro del vehículo había llegado a su tope. Segunda clínica: Después fui dejado en una clínica de 1er nivel, solamente podía suministrarme medicamentos. Oré nuevamente al Señor, yo sabía en manos de quien estaba, su respuesta llegó a los cuatro días: Tercera clínica: Me llevaron a una clínica de 4o nivel en donde todo el que llega debe depositar dinero para poder entrar, pero Dios que es tan grande y misericordioso tocó el corazón del director de la clínica el cual estudiando mi caso dijo: Esto es una clínica de cuarto nivel para entrar aquí hay que depositar $3.000.000 de pesos pero por ser un caso humanitario tráigalo que yo lo voy a recibir, en todo esto estaba Dios actuando, (SAL.37.25 Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.) así fue, me llevaron y desde el momento que entré a ese lugar Dios comienza a hablar a mi vida cuando el nuevo médico me comienza a tratar sus palabras fueron: Javier, tu caso es complejo, tu recuperación es lenta pero se que vas a volver a caminar, cómo; no lo sé pero de que vuelves a caminar, vuelves a caminar. Tomé esa palabra de parte de Dios quien tiene el control de todas las cosas, lo que siempre me sostuvo Así que comenzó el tratamiento y en la cirugía que me practicaron por primera vez en esta clínica encontraron algo en mi pierna; neumático, vidrio y la pierna y el hueso infectado por el sucio que había allí dentro, efectivamente había una osteomielitis crónica, debía permanecer en una habitación solo aislado, con una herida abierta de unos 12 cms., drenando todo el tiempo, siempre metido en sangre, cada cuatro días debía ir a un quirófano para que se me practicaran drenajes, bajo anestesia raquídea, en varias ocasiones no me hizo efecto la anestesia, entonces utilizaban morfina, diariamente las curaciones me las practicaban sin anestesia y tenía un hueco en la pierna de unos 5 ó 6 cms, de diámetro donde podía palparse el hueso, supuraba con olor fétido, las enfermeras solo decían que si no me preocupaba por decirle esto al médico me iban a tener que cortar la pierna, pero yo solamente les decía que yo estaba sano en el nombre de Jesús, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación, así que comencé a confesar que estaba sano en el nombre de Jesús.
Recuerdo que la primera vez después de la primera cirugía que me iban a llevar al quirófano, estaba asustado, no sabía que iban a hacer, ni qué podía suceder, pero Dios que conoce el corazón y discierne los pensamientos sabía cómo me encontraba en esos momentos, y viendo en la televisión un programa cristiano, un pastor, me dio una palabra de parte de Dios, me dijo: “Tú varón que estás en ese hospital, en una cama, hoy en la tarde vas para el quirófano y tienes miedo, pero Dios te dice así: No temas por que yo estoy contigo, te sustentaré y no debes temer”, cuando recibí esa palabra se fue todo temor y una paz invadió mi ser y no volví a sentir esto durante el tiempo que me tocó entrar al quirófano. Después de esto, mi madre que era la que se quedaba conmigo, pues mi esposa no podía por la herida de la cesárea, pero a las 6:00 A.M., tenía que dejarme solo pues ella trabajaba, así que todos los días pasaba solo, uno que otro acompañado de alguien de la familia, mi padre, mi hermano, pero en uno de esos momentos en los cuales me quedaba solo, comencé a llorar y a preguntarle a Dios que ¿por qué me había pasado esto a mí?, y viendo nuevamente este canal cristiano un pastor de Uruguay me dijo en esos momentos, como si hubiese escuchado mi oración a Dios: ¿por qué le preguntas a Dios que por qué te pasó esto? te sientes mal, triste, pero Dios en esta mañana te dice que lo que EL permitió es para la gloria de su nombre porque por medio de tu testimonio muchos se convertirán a EL y tú llevará este testimonio a muchos.
Cierto día le pregunté al médico, cuánto tiempo tenía que pasar en cama y me contestó: Tu tratamiento es complejo, es un caso difícil pues hay una fuerte infección que compromete el hueso, vamos a tratar de controlarla tu recuperación es lenta pero de que vuelves a caminar vuelves a caminar. Estas palabras fueron muy alentadoras pues en una situación así una persona lo que quiere oír son palabras de ánimo, de consuelo.
También hay algo que Dios hizo allí en ese lugar, me sentí como rodeado por ángeles, solo con experimentar el trato de todos en ese lugar sabía que Dios siempre estaba allí en medio del dolor, en medio del desanimo, y del desespero por no poder moverse, por estar tres meses tirado en una cama sin poder hacer las necesidades normalmente, es como volver a ser un niño el cual lo tienen que bañar, cambiar, darle de comer, pues hasta el sentarme me era dificultoso. Todo esto sumado a que fueron muchos días en los cuales no podía pegar los ojos, conforme pasaba el día pasaba la noche también, y tampoco comía bien ya que por la herida en el rostro se me dificultaba y por la mala calidad de los alimentos, cuando llegué a la tercera clínica en donde me comenzaron a tratar pensaban que estaba sufriendo de VIH, por el estado en que me encontraba, demasiado delgado, de mal color, un aspecto deprimente y resolvieron hacerme el examen para descartar posible enfermedad, los exámenes demostraron que estaba sano, y que todo se debía a la pérdida de sangre. A esta clínica entré el 11 de noviembre de 2006, y salí el día 13 de enero de 2007, porque no había el material que se necesitaba para la segunda intervención, el médico decide que debo ir a mi casa y volver en un plazo de quince días por lo cual salí de allí.
Cumplidos los quince días nuevamente regresé a la clínica para que fuera programado para la operación, pero no había llegado aun el material, fueron siete meses durante los cuales tuve que estar acudiendo a la clínica para ver cuando era posible la operación y sucedía que cuando me llamaban de esta entidad para programarme iba a la cita y algo sucedía, no había orden para cirugía, no había anestesiólogo, y siempre me llevaban a un cuarto en donde me cambiaba de ropa, me canalizaban, y sentado allí en aquel lugar habían conmigo varias personas las cuales se encontraban unas con temor por la cirugía que les iban a practicar, sentado allí pensaba, y algo en mi interior me decía que tenía que hablarles, decidí hablarles y decirles que no había de qué preocuparse pues Dios tenía el control de todo y que si clamaban a EL nada les sucedería y estas personas iban pasando cada uno a su turno y siempre quedaba yo de último, cuando entraba el médico me decía Javier, se fue el anestesiólogo, o no hay orden de cirugía por parte de Salud Distrital, es decir, cualquier excusa había en ese momento, pero trayendo después a memoria lo que estaba sucediendo sabía que todas las cosas ayudan a bien y que estaba en ese lugar en ese momento no para ser operado sino para predicar que JESÚS es el único en quien debemos confiar, que pueden haber médicos pero el médico de médicos es Él. Cuando volvía a mi casa me sentía gozoso a pesar de tener aún un yeso en toda la pierna que no me dejaba caminar pues la fractura continuaba allí. Al cabo de siete meses por fin me programaron para la operación de la cual salí bien, oraba mucho a Dios para que no sintiera tanto dolor como la primera operación y así se dio, a pesar de tener unos clavos mucho más gruesos y que eran seis y un tutor más largo no sentí tanto dolor tanto es así que a los tres días de operado el médico me preguntó que si había sentido mucho dolor en esos días y le dije que no y se sorprendió, es más rechacé medicamentos inyectados para el dolor porque éste no existía, y en todo esto siempre estuvo Dios conmigo. Después de salir de la clínica me realizaba las curaciones diariamente, mi esposa quien ha sido un pilar fundamental en mi recuperación me mantenía al día con mis curaciones, pero ella quedó sin empleo y las cosas comenzaron a tornarse difíciles, comencé a fallar en las curaciones, uno, dos, tres días y esto me tenía preocupado y lo único que podía hacer era orar al Dios Altísimo quien es nuestro proveedor, y aunque muchas veces no veía respuesta, mi confianza, mi fe solo es en El. Legué a pasar doce (12) días sin poder curarme, las heridas en donde estaban los clavos supuraban y hedían, yo solamente clamaba a Jesús, y encomendaba a El mi vida, esto sucedió dentro de un lapso de más o menos un (1) año, al cabo del cual dije al médico que estaba supurando sangre por uno de los clavos y se mostró muy preocupado por lo que decidió retirar el material que tenía en la pierna el cual debía haberse retirado al cabo de seis (6) meses pero lo hicieron a los 19 meses y para sorpresa de todos cuando yo sentía que aún no habían soldado los huesos, al retirar el material el médico me levantó la pierna y ya habían soldado los huesos, Dios me dio la victoria, por lo cual alabo y glorifico su nombre siempre.
Hoy quiero decirte que JESUCRISTO es la única respuesta, no hay otra salida para ti, en todo este tiempo comprendí que el único dador de la vida es Jesús, y que la única manera de poder ser salvo es recibiéndole a El, no debes esperar a que sea tarde, me gozo de saber que Cristo guardó de tan gran muerte a mi esposa, mi hija, el conductor del vehículo y yo, por eso hoy te invito a que lo aceptes como tu único y suficiente Salvador, “Búscale mientras pueda ser hallado, llámale en tanto está cercano”, hoy es el día, tu presente lo estás viviendo pero no sabes cuál será tu mañana, acéptale y tu mañana estará seguro.
Quiero decirte algo, por muy dura que sea la prueba, por muy grave que sea la enfermedad hay uno que puede sanarte, hay uno que es poderoso para sostenerte en medio de la prueba, hay alguien que te dice hoy “No te dejaré ni te desampararé”, se llama JESUCRISTO.
Te invito a que recibas a JESUCRISTO en este día, Repite conmigo esta oración: SEÑOR JESÚS, TE PIDO QUE ME PERDONES, SE QUE TE HE FALLADO, TE RECONOZCO COMO MI ÚNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, CREO QUE RESUCITASTE DE ENTRE LOS MUERTOS Y QUE ESTÁS SENTADO A LA DIESTRA DEL PADRE, ESCRIBE MI NOMBRE EN EL LIBRO DE LA VIDA Y BÓRRALO DEL LIBRO DE LA CONDENACIÓN, TE DOY GRACIAS POR RECIBIRME. AMÉN.
Si has hecho esta oración debes saber que ya tu nombre fue escrito en el Libro de la Vida y de ahora en adelante camina con Cristo y tu vida será transformada.
Si necesitas Oración llámanos en Santa Marta: 310 7336750—314 5484880
MISION EVANGÉLICA TRINITARIA
MANANTIAL DE VIDA
ROSA DE SARÓN
Personería Jurídica Especial No. 846 del Ministerio del Interior
Calle 8 No. 46 – 25 Luis R. CalvoÈ 310 7336750
Pastores: Jaime Mozo y Petra Martínez
Santa Marta D.T.C.H. – Colombia
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Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. (Eclesiastés 3:15)